27 de octubre y la
vuelta de la Kakistocracia:
JORGE LUIS GARCIA VENTURINI, en su obra POLITEIA, nos ilustra en su Apéndice
final, que “la democracia lejos de oponerse a aristocracia debía completarse e impregnar
de su espíritu, es decir, lejos de abjurar del gobierno de los mejores
(aristocracia) debía aspirar a ello, a riesgo de dejar de ser democracia.” Y advirtiendo que existe una tendencia general
a conformarse con los peores, se explaya: “…resulta que a veces acceden al
poder un conjunto de individuos que por sus turbios antecedentes, por su frágil
moral, por su ausente capacidad y otros rasgos afines conforman “el gobierno de
los peores”, y entonces se nos ocurrió proponer para denominarlo el término KAKISTOCRACIA, el gobierno de los
peores. El significado profundo y real de kakistocracia sólo se capta en
contraposición con aristocracia, el gobierno de los mejores…….Cuando un grupo o
un pueblo cede en su afán de promover a los mejores, entra
indefectiblemente en un tobogán y
pasando por los mediocres termina en los
peores…. Se trata fundamentalmente de un espíritu, de una inspiración , de una
exigencia profunda de la conciencia individual y de la conciencia colectiva. Se
trata de tender hacia abajo –mera gravitación-
o de tender hacia arriba –afán de perfección. Se trata de exigir y de
exigirse menos o de exigir y de exigirse más. Se trata, en fin, de ser
rebaño o de sentirse y actuar como
persona humana. Porque la kakistocracia
no sólo es un atentado contra la ética –ya de suyo infinitamente grave-
sino también contra la estética, una falta de buen gusto.”
Esto escribía GARCIA VENTURINI en marzo
de 1975, lo que no hace más que agrandar la genialidad de la que hace gala. Su
memoria asaltó de golpe mis
pensamientos, cuando frente al televisor veía los festejos del nuevo gobierno
peronista, en su versión kirchnerista,
que debemos decir es la peor de todas. Recordemos que hubo y hay varias
versiones: lopezrequismo, menemismo, dualdismo, ahora fernandismo o albertismo,
todos ellos para encarnar un peronismo que
tiene esa cosas, cuando uno lo dá por terminado se reinventa a sí mismo para
emerger de sus cenizas con un estereotipo decididamente peor que el anterior.
Abel Posse en Sobrevivir Argentina, nos dice que “Al final del ciclo kirchnerista, no podemos
dejar de decir que somos un pueblo de idiotas, que nos autodestruimos económica,
cultural, institucional y moralmente. Padecemos la idiotez revolucionaria.”
Ellos mismos nos informan que no son un partido sino un movimiento, lo
que les permite como al gatopardo, mezclarse y acomodarse a cualquier tipo de
situación sin cambiar el pelaje. Ello se transparentó anoche, en la fauna
variopinta e indigerible que ocupó el
escenario de los festejos.
A decir verdad, cuando Mauricio Macri
en el 2015 gana la presidencia y la provincia de Buenos Aires, entendí que el
kirchnerismo se llamaba a silencio para siempre. Por siempre debe entenderse
siempre. Pero ya sabemos que esa palabra no existe en el vocabulario político.
Y esta idea respondía, no los voy a enumerar por sobradamente conocidos, a la
cantidad, a la inmensa cantidad de actos de corrupción evidenciados y plasmados
en acciones judiciales que significaron procesamientos y prisiones de la
mayoría de los integrantes del gabinete de Cristina Kirchner, mas empresarios y
sindicalistas cómplices y confesos. Ella misma tiene dictado en su contra trece
procesamientos y cuatro pedidos de prisión.
Entonces inocentemente pensé que se
llamarían a un prudente ostracismo, por dignidad o vergüenza, pero claro, no
tienen idea de lo que ello significa.
Tampoco tienen memoria. Escucharla a la
hilarante CFK reclamarle a nuestro presidente responsabilidad en el ejercicio
del mando hasta su traspaso, no solo causó estupor sino también verdadera
indignación. No creo que se haya olvidado de que además de no haber asistido al
traspaso del mando, dejó un Banco Central quebrado, una inflación
alrededor del 30% y un índice de pobreza
cercano al 33%, aunque no quisieron nunca dar los números para no estigmatizar
a los pobres. Dejaron un verdadero campo minado, un país desvastado, y ahora
desvergonzadamente piden respeto democrático para una transición ordenada.
Parece broma.
Sin embargo debemos decir con total
claridad, porque sino seriamos injusto con los logros de Cambiemos, que hasta el 12 de agosto el gobierno estaba cruzando el río con una inflación en
baja, al igual que el déficit fiscal y con obras de infraestructura que nos
emplazaban en inmejorables condiciones para despegar.
Lo ocurrido el 12 de agosto, se enmarca
en el pánico y desconfianza que genera a los mercados el populismo peronista,
que con su incultura del trabajo regala lo que no hay y reparte lo que no
tiene.
Tengo mis diferencias con Mauricio
Macri, especialmente en materia de derechos humanos, pues ignoró durante los
cuatros años de gobierno, que nuestros héroes en la guerra contra la subversión
hoy padecen la ignominia de ser presos
políticos por no haberse animado el
Presidente a ser políticamente incorrecto. Tengo mis diferencias en materia de
derechos humanos, por que es inmoral promover el Aborto y someter la educación
de nuestros hijos, en mi caso nietos, al aberrante programa de Educación sexual
integral. De todos modos guardo la ilusión de que en estos temas podamos presentar batalla tal como lo hicieron los pañuelos
celestes para rechazar la ley del aborto en el congreso de la Nación.
Son estas diferencias las que me
impiden acompañar mas activamente a Cambiemos, pues para mi son diferencias
sustanciales, lo que no quita que los acompañe con el voto en las urnas y con
el respeto debido a la encomiable lucha entablada como así también con la
participación mía y de mi familia en cada acto publico que el espacio realice
como forma válida de contrarrestar a la retornada kakistocracia.
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