domingo, 13 de septiembre de 2020

CARTA ABIERTA

 

C A R T A     A B I E R T A

AL  JEFE DE ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO.

GENERAL DE BRIGADA AGUSTIN H. CEJAS

 

         Que  ha pasado General Cejas? ¿Cómo ha podido Ud. mancillar la memoria de nuestros héroes? ¿Cómo llega un Comandante en Jefe a menospreciar el patriotismo de su tropa? Le escribo en nombre de la otra mitad. La que Ud. ha ofendido.

         Disculpe que le rememore una vivencia personal, pero aún está fresca en mi memoria, la imagen de mi hermano con quince años (15) de edad rendir el ingreso al curso de preparatoria en el Colegio Militar en el año 1965 y egresar como subteniente en el año 1969.  Quiero aclararle que ingresó lleno de patrióticos ideales, y fue formado en la escuela sanmartiniana de objetivos magnánimos. Aún hoy es reconocido como un jefe excelente por quienes fueron sus subalternos.

         En los primeros años de la década del 70, ingresó también a mi familia  un oficial instructor del Liceo Militar de Santa Fe y que se retiró con el grado de General.  De mi cuñado, aprendí que al generalato no solo se lo obtiene en la Junta de Calificaciones sino que además hay  que merecerlo y honrarlo con la ejemplaridad de una conducta noble  y sin doblez.

         Y digo esto, porque desdecirse de un homenaje, que   el Subteniente Berdina y el soldado Maldonado se lo ganaron dejando su vida en el campo de batalla, para después decir “que sì pero que no”, que hay que pedir perdón por el combate en que murieron pero igual  hay que  homenajearlos,  configura ello un acto canallesco  con el que Ud. ha avergonzado no solo a todos sus camaradas, sino también a toda lo familia militar, aquella que  enfrento a la subversión apátrida y al inglés invasor en los años setenta de los que Ud. reniega entusiastamente.

         Entiendo que  no peleó Ud. ninguna de esas dos guerras, pero  cómo puede disculparse con el enemigo por haberlo combatido? Al enemigo se lo perdona cristianamente pero no se le pide perdón por combatirlo. No puede aceptarse tanta torpeza, pues de esa manera se pierde la razón de la lucha y la justicia del combate.

 Cómo puede deshonrar el heroísmo de los caídos en combate? Cómo puede Ud. desentenderse del dolor de las familias Cáceres Monie, Gay, Lambruschini, Viola , y tantas otras  , que ofrendaron no sólo la vida de sus uniformados sino también de sus mujeres y de sus hijos.  General, esto en su arma nadie se lo va a decir, pero es una canallada.

         Por supuesto, que podrá Ud. amparar su conducta citando las de  ilustres antecesores y decirme que fueron reconocidos mandos de aquel Ejército que yo añoro. Pero no lo haga, recuerde simplemente que ellos ya han sufrido el más doloroso de todos los repudios: el desprecio de sus propios camaradas.

         Sin tratar de ofenderlo, me parece que Ud. no llega a la alta distinción de soldado. Evidentemente su conducta responde al ideario político de esa casta izquierdoza, que todavía hoy celebran haber sido delincuentes subversivos. Por alguna razón les ha pedido perdón  Pero  sepa Ud. que los ofendidos somos nosotros.

Le pido un  favor General: no le rinda el hipócrita homenaje que dice rendirle a nuestros héroes. Ellos, estoy seguro lo rechazarían. Y por último, sepa Ud. que ruego a Dios que su oficialidad se parezca al menos en algo, al estereotipo del militar que Ud. dice querer romper.

Sin otro particular, salúdale sin más.

          JORGE EUDORO LASSAGA

            Titular de este blog

 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

LA INDECENCIA POLITICA

 LA INDECENCIA POLITICA:

        Una de las notas sobresalientes más duras de estos tiempos, es la indecencia de la  dirigencia política,   manifestada los últimos días en la falta de respeto  al ciudadano común y a las instituciones de la Nación.

        Cuando esa falta de respeto se corporiza en manifestaciones emanadas de personas con cierta representatividad dentro del partido gobernante, como lo son un periodista militante, es decir un político encubierto bajo la máscara de periodista  y un ex presidente de la Nación, la ofensa inferida no puede recomponerse con un simple pedido de perdón, por otra parte carente de todo viso de sinceridad.

        Desde el canal oficialista, C5N, Gustavo Silvestre, en histérico griterío trató de cobardes a nuestros héroes de Malvinas. El fundamento de tamaña ofensa fue haber perdido la guerra, a la cual se fue por órdenes de un general borracho.  Con este último adjetivo se trata de descalificar a uno de los mandos militares que ordenó y dirigió la gesta de recuperar suelo argentino. Adjetivo calificativo  que recurrentemente utiliza la izquierda, como lo hicieron también en  el caso de la Ministra Bullrich del anterior gobierno macrista,  para descalificar toda decisión que importe enaltecer, por medios de las armas, los principios constitutivos de nuestra argentinidad.

        A las armas se recurre en situaciones extremas  o de imposibles recomposición y a través de instituciones del Estado que tienen el poder y el deber de hacerlo. Y para ello sus integrantes se forman y se forjan en el estoico ejercicio de servir a la Patria con una mística que los lleva a una entrega generosa sin esperar a cambio retribución alguna. Bueno…, entramos entonces en un difícil terreno, solo apto para patriotas y no para periodistas militantes.

        Volvemos al  pequeño personaje que nos ocupa, para explicarle que cobardía es escudarse detrás de un micrófono y desde él no solo desacreditar al héroe y mancillar su memoria, sino también insultar a la institución a la que pertenece y agravar la angustia de la familia, que orgullosamente carga el dolor de haber entregado la vida de uno  de sus integrantes que formaron en sus entrañas para dárselo a la Patria Grande. Deberíamos quizás pensar entonces que Silvestre reconoce, siempre guiado por su mentalidad resultadista, la valentía de nuestras fuerzas militares al vencer a la guerrilla apátrida. Pues esa guerra se ganó sin atenuantes. Sin embargo no creo que esa idea anide en su pobre mezquindad.

        Y como los argentinos no podemos terminar nunca de indigestarnos con el mal gusto y la perversidad peronista, apareció dantescamente la impresentable figura el ex presidente Duhalde. Y lo hizo para advertir sobre un golpe militar en marcha que impediría  las elecciones nacionales del próximo año. Increíble. Ni él se lo creyó.

        En primer lugar debo decir, que no creo que nuestras Fuerzas Armadas hoy tengan capacidad militar para desencadenar y sostener en el tiempo, un golpe de Estado. Por otra parte no conozco a nuestras actuales Fuerzas Armadas, pero no creo que quieran volver a convertir en mártires a delincuentes corruptos, mercenarios, mediocres e ineptos. Hoy entiendo que sus desvelos, aparte de las limitaciones presupuestarias, seguramente estarán  apuntando a la indefensión de nuestras fronteras, al abandono del mar argentino y la penetración China en nuestro país que ya cuenta con una base militar en territorio patrio.

        Fue un atentado a la razón de la ciudadanía pensante, ver a Duhalde sostener socarronamente en un programa de televisión, que no tiene por qué haber elecciones el año que viene, dado que este es el país que más golpes de estado tiene en su haber. Este oscuro personaje se toma la licencia de tratar con total liviandad a las intervenciones militares en la historia política de nuestro malogrado país. Es este el punto álgido de discordia, en lo que a mí respecta, con el anterior gobierno macrista: no discutir desde el poder el mentiroso relato de la izquierda terrorista. En realidad, la inexplicable  resurrección duhaldista olió a operación política y obviamente  a la indecente costumbre peronista de subestimar a la gente y degradar aquellas instituciones de la república con dignidad propia. No hay que olvidar que el mismísimo fundador del peronismo se aprovechó de un golpe de estado para fundar el facineroso partido que hoy gobierna la Nación.     

        Lo realmente bochornoso, es pretender usar las fuerzas armadas, para ganar terreno en una interna partidaria. El ex presidente sabe de golpes. Junto a Alfonsín, se adueñaron del poder en el 2001, y en sus propias palabras cogobernaron el país.

        Tanto Silvestre como Duhalde, cometen  el desatino de encrespar los ánimos, primero por querer levantar un vuelo para el que no tienen alas. No ofende quien quiere sino quien puede. Para intentar bastardear a nuestros héroes y a las fuerzas a las que ellos pertenecieron, al menos hay que tener la decencia de reconocerles  el heroísmo y la gallardía  que ellos no podrían exhibir jamás.

        Para tranquilidad de ambos impresentables, les queda el consuelo de no ser los únicos que han caído en el insulto como  toda respuesta oficial, a la altisonante (17A) oposición que ha ganado la calle.

        En algo Duhalde no se equivoca. Estamos en una etapa pre- anárquica, pero ello responde también al proyecto  dictatorial del gobierno. No saben gobernar sin un enemigo enfrente. Por eso su discurso crispado, chocante y ofensivo. Pero no se quedan sòlo en eso. Llevan en sus venas el arte de la hipocresía. Dicen una cosa y hacen otra. Es el eterno método pendular del famoso Juan Perón. Y ayer – 1º de septiembre – quedó una vez más evidenciado en la conducta artera y cínica de Sergio Massa, presidente de la Càmara de Diputados, que tal como se lo hiciera notar el legislador mendocino De Marchi, inauguró la novedad de presidir dos parlamentos paralelos.     

        Lamentablemente, para no caer en ese juego y ser funcional al derrumbe de la República y la entrega de la Patria, no cabe otra conducta que cortar todo diálogo con el peronismo en general y el kichnerismo en particular. Esto es medular y de ello debe convencerse  toda la oposición. No son estos tiempos para tibios.