jueves, 2 de mayo de 2019

ANTES QUE ME VAYA


 

ANTES QUE ME VAYA:


Con este título, PETER KREEFT, profesor de filosofía en Boston College, recolectó en un pequeño libro algo más de ciento cincuenta cartas dirigidas a sus hijos. Movido por el amor a ellos y consciente de que sus palabras escritas aún en vida, al no llevar  el peso de la muerte, pueden diluirse en la más absoluta indiferencia, encontró de esta manera el modo de perpetuarse en el corazón de sus hijos.

Me gustó la idea y la actitud de KREEFT, como así también el título encontrado para el mismo: ANTES QUE ME VAYA. Y aunque creo que el tiempo aún no me corre, cuando llegamos a una  determinada edad comenzamos a sentir la obligación de dejar un legado, una impronta a cada uno de los integrantes de nuestra prole,   lineamientos generales para transitar lo más  dignamente posible esta vida que Dios nos dio.

PETER KREEFT puntualiza detalladamente numerosos tópicos que desea que sus hijos pudieran cumplir.

En mi caso, por el contrario, en lugar de un puntilloso listado de  normas, conductas y virtudes, vino instintivamente a mi mente el poema Desiderata de Max Ehrmann, abogado estadounidense del Estado de Indiana, publicado en 1948 por su esposa, tres años después de su muerte y en el que nos aconseja sobre cómo buscar la felicidad. Lo transcribo textualmente:

Camina plácido entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.  En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas.  Enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia.  Evita a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu.  Si te comparas con los demás, te volverás vano o amargado pues siempre habrá personas más grande y más pequeñas que tú.

Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus planes.

Mantén el interés en tu propia carrera,

por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro

en el fortuito cambiar de los tiempos.

Sé cauto en tus negocios,

pues el mundo esta lleno de engaños.

Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe,

hay muchas personas que se esfuerzan

por alcanzar nobles ideales,

la vida esta lleno de heroísmo.

Sé tu mismo, y en especial no finjas el afecto,

y no seas cínico en el amor,

pues en medio de todas las arideces y  desengaños,

es perenne como la hierba.

Acata dócilmente  el consejo de los años,

abandonando con donaire las cosas de la juventud.

Cultiva la firmeza del espíritu

para que te proteja de las adversidades repentinas,

mas no te agotes con pensamientos oscuros,

muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.

Más allá de una sana disciplina, se benigno contigo mismo.

Tú eres una criatura del universo,

no menos que los árboles y las estrellas,

tienes derecho a existir, y sea que te resulte claro o no,

indudablemente el universo marcha como debiera.

Por eso debes estar en paz con Dios,

cualquiera que sea tu idea de El,

y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones,

conserva la paz con tu alma

en la bulliciosa confusión de la vida.

Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos,

el mundo es todavía hermoso.

Sé alegre.

Esfuérzate por ser feliz.

El Padre PEDRO JOSE MARÍA CHIESSA , de la Prelatura de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, en su obra “En presencia de Dios” –tomo IV- oración prevista para el día 19 de abril, nos ilustra que el poema arriba transcripto tiene como objetivo señalar algunos criterios básicos para cumplir con el mandato de Jesús de ser alegres y felices. Y nos advierte que ello exige  lucha, la que se debe plantear en el terreno que habitualmente pisamos: nuestro trabajo diario y nuestra vida de familia.

 

No obstante debo agregar, que el único modo posible de ser feliz es  buscar a Dios por todos lados, pues es imposible vivir sin El.  En la medida en que lo  busquemos, lo encontraremos, pues El siempre camina a nuestro lado,  y muchas veces se hará el encontradizo para acompañarnos a donde vayamos.   Esto es lo verdaderamente importante, lo único en realidad importante.

 

Ello nos lleva a poner orden en el corazón y así querer a quienes verdaderamente debemos querer. Primero a nuestras parejas. Nadie nos va a querer tanto como ellos nos quieren. No podemos nunca perder la delicadeza y la calidez en el trato con ellos. No ser jamás descortés   y estar atento a lo que necesitan en cada momento. Y luego sí, nuestros hijos, nietos, nueras y yernos. Debemos formar una gran familia, una dinastía diría el Padre Petti, querernos muchísimos y tener la confianza necesaria entre nosotros para ayudarnos en cualquier circunstancia. Tenemos que llevar a los más chicos y desde bien chicos a misa y poner todas nuestras fuerzas en educarlos en la Fe.

 

También debemos cultivar la amistad, ejercitándonos en la lealtad y la generosidad. Muchas veces tendremos que sacrificar nuestros gustos personales y aún posturas ideológicas y culturales que deberemos silenciar aunque no renunciar, en pos de un vínculo inquebrantable que sea capaz de superar cualquier diferencia.

 

Esto es lo fundamental. Obviamente se podría seguir enumerando más aspiraciones y puntos de lucha a alcanzar, pero es lo que con Laura, mi señora siempre tratamos de transmitir en casa y seguiremos haciéndolo, al menos hasta Antes  que me Vaya.