ANTES QUE ME VAYA:
Con este título, PETER
KREEFT, profesor de filosofía en Boston College, recolectó en un pequeño libro
algo más de ciento cincuenta cartas dirigidas a sus hijos. Movido por el amor a
ellos y consciente de que sus palabras escritas aún en vida, al no llevar el peso de la muerte, pueden diluirse en la
más absoluta indiferencia, encontró de esta manera el modo de perpetuarse en el
corazón de sus hijos.
Me gustó la idea y la
actitud de KREEFT, como así también el título encontrado para el mismo: ANTES
QUE ME VAYA. Y aunque creo que el tiempo aún no me corre, cuando llegamos a una
determinada edad comenzamos a sentir la
obligación de dejar un legado, una impronta a cada uno de los integrantes de
nuestra prole, lineamientos generales para transitar lo
más dignamente posible esta vida que
Dios nos dio.
PETER KREEFT
puntualiza detalladamente numerosos tópicos que desea que sus hijos pudieran
cumplir.
En mi caso, por el
contrario, en lugar de un puntilloso listado de
normas, conductas y virtudes, vino instintivamente a mi mente el poema
Desiderata de Max Ehrmann, abogado estadounidense del Estado de Indiana,
publicado en 1948 por su esposa, tres años después de su muerte y en el que nos
aconseja sobre cómo buscar la felicidad. Lo transcribo textualmente:
Camina plácido entre el ruido y la prisa, y
recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio. En cuanto te sea posible y sin rendirte, mantén
buenas relaciones con todas las personas.
Enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás,
incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia. Evita a las personas ruidosas y agresivas, ya
que son un fastidio para el espíritu. Si
te comparas con los demás, te volverás vano o amargado pues siempre habrá personas
más grande y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos, lo mismo que de tus
planes.
Mantén el interés en tu propia carrera,
por humilde que sea, ella es un verdadero
tesoro
en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios,
pues el mundo esta lleno de engaños.
Pero no dejes que esto te vuelva ciego para la
virtud que existe,
hay muchas personas que se esfuerzan
por alcanzar nobles ideales,
la vida esta lleno de heroísmo.
Sé tu mismo, y en especial no finjas el afecto,
y no seas cínico en el amor,
pues en medio de todas las arideces y desengaños,
es perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años,
abandonando con donaire las cosas de la
juventud.
Cultiva la firmeza del espíritu
para que te proteja de las adversidades repentinas,
mas no te agotes con pensamientos oscuros,
muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina, se benigno
contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo,
no menos que los árboles y las estrellas,
tienes derecho a existir, y sea que te resulte
claro o no,
indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios,
cualquiera que sea tu idea de El,
y sean cualesquiera tus trabajos y
aspiraciones,
conserva la paz con tu alma
en la bulliciosa confusión de la vida.
Aún con todas sus farsas, penalidades y sueños
fallidos,
el mundo es todavía hermoso.
Sé alegre.
Esfuérzate por ser feliz.
El Padre PEDRO JOSE MARÍA CHIESSA
, de la Prelatura de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, en
su obra “En presencia de Dios” –tomo IV- oración prevista para el día 19 de
abril, nos ilustra que el poema arriba transcripto tiene como objetivo señalar
algunos criterios básicos para cumplir con el mandato de Jesús de ser alegres y
felices. Y nos advierte que ello exige
lucha, la que se debe plantear en el terreno que habitualmente pisamos:
nuestro trabajo diario y nuestra vida de familia.
No obstante debo agregar, que el único modo posible de ser feliz es buscar a Dios por todos lados, pues es imposible
vivir sin El. En la medida en que
lo busquemos, lo encontraremos, pues El
siempre camina a nuestro lado, y muchas
veces se hará el encontradizo para acompañarnos a donde vayamos. Esto es lo verdaderamente importante, lo
único en realidad importante.
Ello nos lleva a poner orden en el corazón y así querer a quienes
verdaderamente debemos querer. Primero a nuestras parejas. Nadie nos va a
querer tanto como ellos nos quieren. No podemos nunca perder la delicadeza y la
calidez en el trato con ellos. No ser jamás descortés y estar atento a lo que necesitan en cada
momento. Y luego sí, nuestros hijos, nietos, nueras y yernos. Debemos formar
una gran familia, una dinastía diría el Padre Petti, querernos muchísimos y
tener la confianza necesaria entre nosotros para ayudarnos en cualquier
circunstancia. Tenemos que llevar a los más chicos y desde bien chicos a misa y
poner todas nuestras fuerzas en educarlos en la Fe.
También debemos cultivar la amistad, ejercitándonos en la lealtad y la
generosidad. Muchas veces tendremos que sacrificar nuestros gustos personales y
aún posturas ideológicas y culturales que deberemos silenciar aunque no
renunciar, en pos de un vínculo inquebrantable que sea capaz de superar
cualquier diferencia.
Esto es lo fundamental. Obviamente se podría seguir enumerando más
aspiraciones y puntos de lucha a alcanzar, pero es lo que con Laura, mi señora
siempre tratamos de transmitir en casa y seguiremos haciéndolo, al menos hasta
Antes que me Vaya.